Hace casi año y medio comencé con un trastorno de ansiedad generalizada. Estrictamente hablando no se podía llegar a ese diagnóstico porque desde el primer momento lo reconocí y no dejé que se cronificara, decidí que, aunque absolutamente todo me provocaba una ansiedad brutal, habia que atacarlo de raíz. Supongo que por ser médico. Nunca piensas que te puede tocar, y menos cuando nunca antes habías tenido atisbos de ansiedad, pero te puede tocar. Por eso, aunque me ayudé de medicación, notaba que tenía que aprender sobre el autocontrol y el autoconocimiento. En ese momento encontré por Instagram a Gema, que además da clases en el rocódromo donde entreno, y aunque no estaba ni de lejos en mi mejor momento sabía que tenía que intentar empezar a hacer yoga. Ya lo había probado alguna vez antes pero nunca guiado en persona. Gracias a Gema y su forma de enseñar y transmitir la práctica del yoga he conseguido que no solo esté super enganchada a la práctica, logrando cada día profundizar más en cada postura, si no que gracias a lo que te enseña en todas y cada una de sus clases pude dejar de lado la ansiedad, volviendo a disfrutar de la vida y de la escalada, pues he aprendido a aplicar incluso las técnicas de respiración en la pared consiguiendo cosas que antes no podía por miedo. Eternamente agradecida a Gema.